México y la UE: una alianza para un futuro en común
Por segunda vez he tenido el honor de asistir a la ceremonia de toma de posesión de un Presidente de México. Hace seis años, representando a España, asistí a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador. Esta vez, representando a la Unión Europea, asistí a la histórica investidura de Claudia Sheinbaum, la primera mujer en asumir la Presidencia de México.
He llegado a México en un momento en el que los tambores de guerra resuenan en un mundo convulso. Sin embargo, traigo conmigo la memoria viva de los múltiples entrelazamientos entre nuestros pueblos, y la voluntad de avanzar juntos hacia un futuro de libertad política, prosperidad económica y cohesión social.
Tuve la oportunidad de felicitar a la nueva presidenta, quien, tras su histórica elección, cuenta con una fuerza política sin precedentes en tiempos recientes. Le transmití un claro mensaje de apertura y compromiso de parte de la Unión Europea. Queremos fortalecer nuestra asociación estratégica, justo cuando el Acuerdo Global entre la UE y México cumple 24 años.
Desde entonces, el comercio bilateral se ha más que cuadruplicado, consolidando a la UE como el segundo mayor inversor en México y el segundo destino de sus productos. En 2023, nuestro comercio superó los 80 mil millones de euros, una cifra impresionante, pero que aún no refleja todo el potencial de nuestra relación.
Para aprovechar este potencial, es necesario modernizar y adaptar el acuerdo a los nuevos tiempos. Hemos trabajado mucho en los últimos años para lograrlo. He expresado a la presidenta Sheinbaum y a su equipo el interés y la disposición de la UE para concluir la modernización del Acuerdo Global, lo que sin duda redundará en beneficio de la economía mexicana, tanto en sus exportaciones industriales, como los automóviles, como en las pequeñas y medianas empresas, y los pequeños productores agrícolas.
Nuestro acuerdo no se limita a cuestiones comerciales y económicas; es una asociación política enfocada en la cooperación bilateral y multilateral, basada en los valores fundamentales de la democracia y el Estado de derecho.
Sabemos que la nueva Presidenta enfrentará importantes retos económicos, financieros, administrativos y de seguridad ciudadana, así como desafíos en migración, cambio climático y desigualdad social. Muchos de estos problemas son también europeos. Por ello, México cuenta con la UE, y la UE cuenta con México para enfrentarlos y superarlos.
Escuché con atención su intención de continuar dando prioridad a quienes más necesitan de la acción política. Juntos podemos avanzar en áreas clave como la transición verde y digital, que tendrán un gran impacto en la cohesión social. México necesita aumentar su crecimiento para financiar de manera sostenible la redistribución social, lo que requiere mayor inversión en capacidad productiva e infraestructuras básicas. La agenda europea de inversiones, Global Gateway, puede impulsar proyectos sostenibles en sectores prioritarios como infraestructura, transporte, energía y agua.
El valor y futuro de México no se definirán únicamente en el ámbito económico, sino también en su liderazgo como una gran potencia, puente entre el Atlántico y el Pacífico, entre el Norte y el Sur, tanto a nivel regional como internacional. Es una nación empeñada en la reducción de desigualdades, la transición ecológica y la lucha contra la criminalidad, condiciones imprescindibles para vivir en libertad, justicia y seguridad.
México, además de su capacidad económica, tiene muchas otras fortalezas. Es una superpotencia cultural con gran influencia en el escenario internacional. Así lo demuestran la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en cuya edición de 2023 la Unión Europea fue el invitado de honor, y Mondiacult, la gran cumbre que en 2022 reunió en Ciudad de México a los ministros de cultura de la UNESCO.
La creatividad y la cultura no son solo un atractivo turístico o un vehículo para la exportación de arte, música y literatura. Son la infraestructura más valiosa de cualquier comunidad y un motor de prestigio e influencia mundial. Así lo demuestran los trazos de Frida Kahlo y Diego Rivera, la monumental obra literaria de Carlos Fuentes, Octavio Paz y Juan Rulfo, y la capacidad de su música para seguir conquistando generaciones, tanto las nuevas como las de mi tiempo.
México es también un bastión del multilateralismo, especialmente valioso en tiempos de conflicto, cuando los sables se afilan y los bombardeos retumban. En Europa valoramos su defensa del multilateralismo y la solución pacífica de controversias. Desde el inicio, México condenó la brutal agresión de Rusia contra Ucrania. Asimismo, aboga por una solución de dos Estados para el conflicto en Oriente Medio, pidiendo la liberación de rehenes y un alto al fuego inmediato que permita ayudar al pueblo de Gaza en su inmenso sufrimiento.
Nuestra historia compartida es la de la construcción de un mestizaje tejido a lo largo de siglos por el trasiego de millones de personas. Este mestizaje no es solo étnico, pues abarca lazos culturales, comerciales y familiares que han dado forma a la identidad de ambas regiones. En esta época en la que resurgen la amenaza del sectarismo y la tiranía, cuando ideas pequeñas y excluyentes ganan terreno, cuando todo se convierte en arma, avancemos hacia un futuro compartido, reivindiquemos el entrecruzamiento de culturas y experiencias, tal como hicieron tantos mexicanos y europeos, como la única manera progresista de ubicarse ante la complejidad del mundo.
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