Tomar medidas frente a las consecuencias geopolíticas de la guerra rusa
«Sin dejar de apoyar a Ucrania, hemos de adoptar más medidas para combatir la crisis alimentaria y energética mundial, defender el orden internacional basado en normas y contrarrestar la desinformación rusa.»
La invasión rusa de Ucrania está teniendo repercusiones en el mundo entero: la inseguridad alimentaria ha crecido, el acceso a la energía se ha reducido y la inflación y la deuda van en aumento. Como ha resumido recientemente el Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial de las Naciones Unidas, «miles de millones de personas se enfrentan a la mayor crisis del coste de la vida en una generación». Estos hechos, que vienen a sumarse a la emergencia climática mundial y a la pandemia de COVID-19, pueden provocar disturbios sociales y desestabilización política.
La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania amenaza directamente el orden mundial basado en normas. Tenemos que actuar para defenderlo y contrarrestar la desinformación rusa.
En la Asamblea General de las Naciones Unidas del mes de marzo la gran mayoría de los países condenó la agresión rusa. Pero ello no debe ocultar el hecho de que la mayor parte de nuestros socios están centrados en las consecuencias de la guerra, y no en sus causas. En estas circunstancias ha ido abriéndose camino el falso relato ruso según el cual la UE es responsable de la crisis alimentaria. Hemos de culpar a los culpables: además de invadir y destruir Ucrania, Rusia bloquea en los silos ucranianos 20 millones de toneladas de cereales. Debido a ello, personas que viven en el otro extremo del planeta corren el riesgo de padecer hambre. Se trata de un intento deliberado de generar inestabilidad política. La guerra de agresión de Rusia amenaza directamente el orden mundial basado en normas. Tenemos que actuar para defenderlo y contrarrestar la desinformación rusa. Esto ocupó un lugar central en nuestros debates en el último Consejo de Asuntos Exteriores.
La invasión de Ucrania afecta a todas las regiones del mundo. En los Balcanes Occidentales, prevalece la desinformación rusa, y Rusia ha declarado «hostiles» a tres países (Macedonia del Norte, Albania y Montenegro) a raíz de que se sumaran a nuestras sanciones. En este difícil contexto, es fundamental un compromiso político convincente con la perspectiva europea de la región. Sin embargo, dado que no hemos podido abrir esta semana las negociaciones de adhesión con Albania y Macedonia del Norte, he de decir que no estamos donde deberíamos estar con respecto a la región. Tenemos que encontrar la manera de avanzar sin más dilación.
Dado que no hemos podido abrir esta semana las negociaciones de adhesión con Albania y Macedonia del Norte, no estamos donde deberíamos estar con respecto a la región de los Balcanes Occidentales. Tenemos que encontrar la manera de avanzar sin más dilación.
La guerra también afecta negativamente al turismo y la economía en Turquía. El compromiso diplomático de Turquía respecto al conflicto, sobre todo en cuanto a la necesidad de poner fin al bloqueo del Mar Negro, incita a estrechar la cooperación entre la UE y Turquía, pero también requiere vigilancia para garantizar que no se eludan las sanciones de la UE.
También los países de la Asociación Oriental se están viendo gravemente afectados por la guerra. Los numerosos efectos indirectos están arrastrando a la región hacia otra recesión, lo que supone un riesgo de inestabilidad e inseguridad. Ucrania y Moldavia obtuvieron el estatuto de país candidato en el Consejo Europeo. El Consejo Europeo transmitió además un mensaje positivo a Georgia: se le debería conceder el estatuto de país candidato una vez se hayan abordado una serie de prioridades.
Bielorrusia está sujeta ahora a sanciones similares a las de Rusia, pero la mayoría de los países de la Asociación Oriental miran más que nunca hacia Europa en lo referente a sus necesidades de conectividad, al comercio y a la inversión extranjera. Los Estados de Asia Central, que ya sufrían una intensa presión por parte de Rusia, también acusan gravemente los efectos indirectos negativos del conflicto, en particular las perturbaciones del comercio, la disminución de las remesas procedentes del extranjero y las fluctuaciones monetarias.
En la vecindad meridional y en todo Oriente Próximo muchos países son altamente dependientes de Rusia y Ucrania por lo que respecta a los alimentos y la energía. Las perturbaciones de los flujos comerciales que ha provocado la invasión rusa ya ejercen sobre ellos una enorme presión. Por supuesto, los países productores de petróleo y gas se benefician de los elevados precios de la energía, pero en otros muchos el incremento de los precios de los productos básicos y de los alimentos y la reducción de las ayudas (debida al endurecimiento de las condiciones presupuestarias), unidos a las graves sequías que azotan a algunos países, pueden dar lugar a hambrunas catastróficas entre los más pobres y provocar nuevas oleadas de disturbios sociales, desplazamientos internos y migración.
África se ha visto gravemente afectada. Las Naciones Unidas prevén que en 2022 cerca de 120 millones de personas se enfrenten a «crisis alimentarias o situaciones peores» en África, en particular en el Cuerno de África y en el Sahel.
África también se ha visto gravemente afectada. Muchos países dependen en alto grado de Rusia y Ucrania. Hasta veinticinco Estados africanos, entre ellos muchos países menos adelantados, importan de Ucrania y Rusia más de un tercio de su trigo, y quince de ellos más de la mitad. Los precios del trigo han aumentado en un 60 % debido a la guerra. Las Naciones Unidas prevén que en 2022 cerca de 120 millones de personas se enfrenten a «crisis alimentarias o situaciones peores» en el África subsahariana, en particular en el Cuerno de África y en el Sahel. Esto es resultado del intento deliberado de Rusia de utilizar los alimentos como arma de guerra, asociado a la táctica habitual de la propaganda rusa: crear un problema y echarle la culpa a los demás; en este caso, a las sanciones de la UE, aunque estas no se apliquen a las exportaciones rusas de cereales o fertilizantes. Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta las preocupaciones de África al respecto, y estamos dispuestos a estudiar posibles problemas, como el sobrecumplimiento y la evasión del mercado, y a proporcionar a los agentes privados las aclaraciones necesarias en cuanto al alcance real de nuestras sanciones.
Consecuencias desiguales en Asia
En Asia, la invasión rusa no tendrá las mismas repercusiones económicas globales en todas las regiones. Las economías más avanzadas de la región tienen pocos vínculos comerciales y de inversión con Rusia o Ucrania. Pero, para otras muchas, los efectos son considerables, en particular para Indonesia (muy dependiente de las importaciones de trigo de Ucrania), Mongolia (cuyo suministro energético depende de Rusia en un 98 %), Tailandia, Pakistán, Bangladés, Sri Lanka y Vietnam. Es probable que China no se encuentre muy cómoda con la violenta escalada de Rusia en Ucrania y que le preocupen las consecuencias de la guerra para sus intereses económicos generales. Con todo, Pekín se ha abstenido hasta la fecha de utilizar su influencia sobre Rusia para ayudar a encontrar una solución pacífica al conflicto; muy al contrario, sigue expresando su apoyo público a su asociación «ilimitada» con Rusia. La India ha tratado hasta ahora de preservar sus relaciones con Rusia, país al que considera un socio fundamental en materia de seguridad y defensa. La India ha pasado a ser además el principal comprador internacional de petróleo ruso, a menudo con descuentos importantes.
La guerra rusa tiene efectos generalizados en América Latina y el Caribe. También allí, el incremento de los precios de la energía y de los alimentos aumentará la pobreza, el hambre y las tensiones sociales en un contexto de desigualdad, polarización política y desconfianza en los Gobiernos crecientes. La escasez de suministros de fertilizantes tendrá graves consecuencias para México, Perú, Brasil, Chile, Colombia y Argentina. Las perturbaciones en el mercado de los cereales afectarán al suministro en países como Nicaragua, Haití, Perú o Ecuador, así como en las islas del Caribe. Por otra parte, el incremento de los precios de productos básicos dará un impulso económico a algunos países (por ejemplo, el carbón para Colombia, el cobre para Chile y Perú, el trigo y la soja para Argentina). Desde el punto de vista político, gran parte de la región de América Latina ha condenado la agresión de Rusia, pero no podemos dar por hecho que mantendrá esta posición. Debemos intensificar nuestra colaboración con la región para apaciguar la preocupación de algunas capitales por que la guerra de agresión rusa desvíe la atención de la UE de los países de América Latina y del Caribe.
Gran parte de América Latina ha condenado la agresión de Rusia, pero no podemos dar por hecho que mantendrá esta posición. Debemos intensificar nuestra colaboración con la región.
Un compromiso político renovado, respaldado por acciones concretas, demostrará que la UE puede ayudar a sus socios a mitigar las consecuencias más inmediatas de este conflicto y a mejorar su resiliencia sostenible a más largo plazo. El pasado lunes examinamos las siguientes líneas de actuación concretas de los Estados miembros y las instituciones de la UE:
1. Seguridad alimentaria: estamos proporcionando fondos de emergencia a las regiones y países más afectados. La UE, junto con sus Estados miembros, ya ha comprometido 1 000 millones EUR para el Sahel, 633 millones EUR para el Cuerno de África y 225 millones EUR para los países de la vecindad meridional. Nos centraremos en apoyar la resiliencia en más de setenta países, en particular en promover un uso más eficiente de los fertilizantes y alternativas a estos. También ayudamos a introducir en los mercados mundiales los millones de toneladas de cereales ucranianos por medio del Plan de Acción para Establecer Corredores Solidarios entre la UE y Ucrania y del apoyo a los esfuerzos de las Naciones Unidas para volver a abrir el puerto de Odesa. Además, nos esforzaremos por aumentar las exportaciones de alimentos de la UE.
2. Energía: con el plan REPowerEU, estamos trabajando a toda velocidad para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos y ayudar a reducir los precios de la energía a escala mundial acelerando aún más nuestra transición hacia una energía ecológica. Por otra parte, vamos a abrir a socios de los Balcanes Occidentales, Ucrania, Moldavia y Georgia la plataforma energética de la UE para la adquisición conjunta de gas y, además, vamos a desarrollar sus conexiones con las redes eléctricas europeas. Para garantizar el suministro, estamos colaborando con varios socios en relación con el gas natural licuado (GNL), reactivando el diálogo entre la UE y Argelia sobre el gas y explorando oportunidades de cooperación con nuestros socios africanos. También colaboraremos con nuestros socios para importar, de aquí a 2030, 10 millones de toneladas de hidrógeno verde a través de tres grandes corredores de hidrógeno proyectados en el marco de la Global Gateway.
3. Riesgos macroeconómicos: la acción a escala mundial de la UE se centra en aumentar el alivio de la deuda y el apoyo macroeconómico por parte de las instituciones financieras internacionales. En el ámbito del G20 vamos a trabajar en ampliar el marco común para reestructuraciones de deuda. Además, hemos de encontrar formas para reorientar los derechos especiales de giro del FMI de las economías avanzadas a los países de renta baja.
4. Comercio e inversiones: el desarrollo del comercio y la inversión con socios afines procura flujos comerciales alternativos a los suministros y mercados rusos y refuerza nuestros vínculos en el ámbito político. Esto incluye ofrecer una liberalización temporal del comercio con Moldavia, concluir las negociaciones con los países de Asia Central y modernizar nuestras relaciones comerciales y de inversión con nuestros vecinos meridionales. Estamos reactivando las negociaciones sobre comercio e inversión con la India. También tenemos que avanzar en la ratificación de los tres acuerdos comerciales que están pendientes con México, Chile y Mercosur. La conclusión de una Alianza Digital UE-ALC impulsaría el comercio digital con Europa.
5. Desinformación: vamos a abordar las preocupaciones expresadas por muchos países en desarrollo respecto a las supuestas repercusiones negativas de las sanciones de la UE y a contrarrestar de manera proactiva la desinformación de Rusia con hechos y con mensajes adaptados a las circunstancias locales. Siempre que sea posible, desarrollaremos asociaciones con plataformas de internet, analistas, verificadores de datos, periodistas y socios institucionales para neutralizar la desinformación favorable al Kremlin.
Tenemos mucho trabajo por hacer en las próximas semanas. Una mayor solidaridad de la UE con los países y regiones más afectados por la agresión rusa supondrá una ayuda para librar la «guerra de relatos» global en la que el mundo entero participa.
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