«Las amenazas a las que nos enfrentamos son reales, están muy cerca y es probable que empeoren. Al mismo tiempo, todo está listo para que se intensifique drásticamente la cooperación de la UE en materia de defensa.»

Nuestro trabajo en materia de seguridad y defensa europeas empieza a dar sus frutos. Esta semana hemos celebrado la conferencia anual de la Agencia Europea de Defensa (AED). Esta agencia se encarga de ayudar a los Estados miembros de la UE a desarrollar sus capacidades militares de manera más coordinada y de apoyar a la industria de la defensa y la investigación en este ámbito. El objetivo general es conseguir más medios defensivos aumentar la eficacia de las inversiones.

Esta semana, la AED publicó dos documentos importantes: el informe sobre datos de defensa correspondiente al periodo 2020-2021 titulado Defence Data 2020-2021 y la edición de 2022 de la revista European Defence Matters [Cuestiones de Defensa Europea]. Ambos documentos son de vital importancia para comprender el panorama europeo de la defensa, y la actual situación geopolítica les ha dado aún más importancia.

Obviamente, empezamos el debate con la guerra de Rusia contra Ucrania, un ataque frontal contra un vecino pacífico. Subrayé la importancia de nuestro apoyo a Ucrania, tanto a nivel político como económico y militar, es decir, con armas y formación, para que los ucranianos puedan echar al invasor, que es lo que están haciendo. Y debemos poder respaldarlos mientras sea necesario, hasta la victoria de Ucrania.

Esta guerra también ha sido una llamada de atención para todos nosotros sobre nuestras capacidades bélicas. Hemos entregado armas a Ucrania, y eso nos ha hecho darnos cuenta de que nuestros arsenales militares están vacíos. Asimismo, la guerra convencional que vuelve a librarse en el corazón de Europa nos ha hecho darnos cuenta de que carecemos de capacidades de defensa vitales para protegernos de un nivel de amenazas mayor en el propio continente europeo.

Como dije en mi discurso, Europa está gastando más en defensa y, en cierta medida, también está gastando mejor. ¿Cómo lo sabemos? Gracias a los datos de defensa de la UE recopilados por la AED, que lleva recogiendo datos de defensa anualmente desde 2006 y nos ofrece la mejor visión general disponible de la evolución de las capacidades de los ejércitos de la UE.

Merece la pena analizar estos datos, ya que nos dicen no solo lo que hemos conseguido, sino también lo que aún tenemos por hacer.

Según los datos de la AED, el gasto en defensa dentro de la UE aumentó en 2021 hasta los 214 000 millones EUR. Esto supone un incremento del 6 % en comparación con 2020, y la mayor tasa de crecimiento anual desde 2015. Sin embargo, aún estamos lejos del valor de referencia del 2 % de la OTAN,

y hay grandes diferencias entre los Estados miembros. En conjunto, cada Estado miembro gasta una media del 1,5 % de su PIB en defensa; el año pasado, cinco de nuestros Estados miembros aumentaron su gasto en defensa en un 20 % o más, y uno de ellos lo elevó un 42 %.

El dinero es importante, pero una cifra por sí sola no basta para saber qué significa esto en términos de medios de defensa disponibles. Si bien los recursos económicos son necesarios, las guerras no se libran con billetes de banco. De la asignación de fondos al desarrollo de capacidades operativas físicas y humanas, hay un gran trecho.

Es bueno que los informes de la AED indiquen que el año pasado hubo un nivel récord de inversiones en defensa: 52 000 millones EUR, lo que supone el 24 % del gasto total en defensa. Juntos, por tercer año consecutivo, hemos superado el valor de referencia acordado del 20 %. De hecho, diecinueve Estados miembros alcanzaron este valor, el mayor número desde que la AED empezó a recopilar datos y cinco más que en 2020.

Respecto al gasto en investigación y tecnología en materia de defensa, también tenemos buenas noticias: ha alcanzado los 3 600 millones EUR, es decir, un 41 % más que el año anterior y casi el triple que en 2016, año del mínimo histórico.

No obstante, si observamos la cooperación en materia de defensa, veremos otro aspecto, menos positivo: en 2021, la adquisición de material de defensa en régimen de cooperación ascendió a 7 900 millones EUR, lo que representa el 18 % del gasto total en adquisición de material. Se trata de un incremento notable en comparación con el 11 % de 2020, pero seguimos estando muy lejos del valor de referencia acordado del 35 %.

Comprar e invertir más juntos

Así pues, estas cifras nos indican que estamos mejorando, aunque no lo suficiente, en especial en lo que se refiere a la cooperación. Como siempre, la cuestión es qué podemos hacer al respecto.

En primer lugar, debemos abordar las necesidades a corto plazo, invirtiendo y adquiriendo más de forma conjunta; en pocas palabras: comprando más juntos. Más de diez meses de guerra y de apoyo a Ucrania han puesto de manifiesto la insuficiencia de nuestras reservas de armas y la fragilidad de nuestras cadenas de suministro.

En mayo presentamos un análisis de los déficits de inversión en materia de defensa. Desde entonces, el grupo de trabajo para la adquisición conjunta de equipos (AED, SEAE y Comisión) ha cooperado con los Estados miembros para agregar sus necesidades y detectar oportunidades realistas para la adquisición conjunta, tanto de municiones como de equipos.

Ahora nos encontramos en la siguiente fase. Junto con el comisario Breton, hemos contactado con la industria de defensa y hemos pedido a las empresas pertinentes que nos faciliten información sobre su capacidad de producción. Para ayudar a la industria europea de defensa a aumentar su capacidad de producción, la Comisión también ha propuesto un nuevo instrumento de la UE —el refuerzo de la industria europea de defensa mediante la Ley de adquisición común (EDIRPA, por sus siglas en inglés)— encaminado a facilitar e incentivar la adquisición conjunta con 500 millones EUR para el período 2022-2024. Los Estados miembros afirman que tienen intenciones muy concretas de adquirir de forma conjunta, pero dichos propósitos deben traducirse en pedidos, y cuanto antes, mejor. Las palabras no bastan.

En segundo lugar, tenemos que mirar adelante y enfrentarnos a amenazas futuras. Lo hemos dicho en numerosas ocasiones: Europa debe responsabilizarse en mayor medida de su propia seguridad. Para ello, debemos cooperar más para dotarnos de las capacidades de defensa que necesitamos. El informe de 2022 de la revisión anual coordinada de la defensa muestra que menos del 20 % de toda la inversión en programas de defensa se lleva a cabo de forma conjunta. Lamentablemente, la cooperación en materia de defensa sigue siendo la excepción más que la norma.

Para evitar la fragmentación y mejorar la coherencia, los Estados miembros deben diseñar sus planes nacionales con una perspectiva europea y deben, de manera sistemática, cooperar a la hora de planificar y desarrollar capacidades. La revisión anual coordinada de la defensa puede ayudar, ya que detecta oportunidades concretas de colaboración; hasta la fecha se han detectado más de cien, que abarcan todos los ámbitos.

En el pasado no se prestó suficiente atención al informe de la revisión anual coordinada de la defensa; sin embargo, ahora debe ser la brújula que oriente los esfuerzos necesarios de desarrollo conjunto. No obstante, para llevar a cabo este tipo de coordinación, necesitamos herramientas concretas y utilizar financiación comunitaria, a fin de facilitar la interacción entre la demanda de los Estados miembros y los suministros industriales.

Y las tenemos: contamos con la CEP y con el Fondo Europeo de Defensa (FED), importantes iniciativas clave de la UE para fomentar la cooperación en materia de defensa. Además, la Comisión ha asignado 1 200 millones EUR a un primer lote de 61 proyectos en el marco del FED para la investigación y el desarrollo colaborativos en materia de defensa. Entre ellos figuran, por ejemplo, una nueva generación de aviones de combate, vehículos y buques blindados, y tecnologías de defensa esenciales en los ámbitos del espacio, la cibernética, la nube militar o la inteligencia artificial. Es importante que las conclusiones de la revisión anual coordinada de la defensa y la asignación de los recursos del FED sean coherentes.

Preparándonos para el futuro

En el pasado he comparado los ejércitos de Europa con los bonsáis japoneses, para ilustrar cómo, desde la crisis financiera de 2008 y sin coordinación alguna, hemos reducido nuestras fuerzas hasta convertirlas en una versión miniatura de sí mismas. No nos podemos permitir repetir los errores del pasado.

Si se observa el gráfico anterior, se puede ver que nos encontramos en un punto de inflexión. El año que viene deberíamos alcanzar el «punto de recuperación». Es decir, habremos compensado los años de inversión insuficiente y podremos dejar de centrarnos en enmendar el pasado y empezar a conquistar el futuro.

Si se aplican todos los aumentos del gasto anunciados, el gasto total en defensa de la UE crecerá otros 70 000 millones EUR de aquí a 2025. Es importante datar cualquier esfuerzo anunciado en materia de gasto militar: cuánto no tiene mucho sentido si no se dice cuándo va a suceder. Esto es especialmente cierto en los tiempos turbulentos en que vivimos, en los que tenemos una verdadera sensación de urgencia.

Estos planes suponen una enorme oportunidad, pero no si se gasta el dinero de manera descoordinada, o si las decisiones nacionales se centran únicamente en las necesidades actuales según el material disponible en el mercado. Esto solo perpetuaría el panorama fragmentado de las capacidades europeas. Por lo tanto, necesitamos alcanzar el equilibrio adecuado entre subsanar la inversión insuficiente del pasado, dar respuesta a las necesidades presentes y prepararnos para el futuro.

Las conclusiones generales son claras y este es el mensaje que transmitiré a los dirigentes europeos en la Cumbre de la UE de la próxima semana:

Las amenazas a las que nos enfrentamos son reales, están muy cerca y es probable que empeoren. Al mismo tiempo, todo está listo para que se intensifique drásticamente la cooperación en materia de defensa: tenemos las ideas, el dinero, los marcos de la UE y una organización, la AED, creada específicamente como foro para impulsar la colaboración en materia de defensa. Hemos de actuar, y para ello necesitamos un impulso político que venga de arriba, es decir, de los presidentes y primeros ministros de la UE.

No solo debemos gastar más en defensa, sino mejor. Y eso implica cooperar más. Para seguir apoyando a Ucrania; para abordar las necesidades actuales; y para empezar a prepararnos para el futuro.