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Hagamos de 2023 el año en que cambie el curso de los derechos humanos

Blog del AR/VP — En 2023 se conmemorará el LXXV aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Inspirémonos en este documento histórico y en el consenso mundial consagrado en él. Reconociendo que afrontamos tendencias adversas y que la situación mundial de los derechos humanos va a peor, hemos de actuar con decisión y creatividad en nuestra defensa de la universalidad de los derechos humanos.

«En 2023 se conmemora el LXXV aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos: debemos ser más proactivos en nuestra defensa de tales derechos».

 

A inicios de 2023 vivimos un momento preocupante. La dura realidad es que en 2022 empeoró la situación de los derechos humanos en el mundo. Asistimos a una grave violación de los derechos humanos en numerosos países, conflictos y crisis: en Ucrania, Irán, Etiopía, Afganistán, Myanmar, China y muchos otros lugares.

Con la intensificación de la competencia geopolítica, las potencias revisionistas están socavando activamente también el acervo en materia de derechos humanos con nuevos discursos. Dichos discursos emplean un lenguaje y términos familiares que, a primera vista, pueden resultar inocentes, pero no nos engañemos: su verdadero objetivo es cambiar la doctrina internacional acordada en materia de derechos humanos y debilitar los derechos individuales. También se utilizan nuevas tecnologías para la vigilancia masiva y la represión de disidentes. Además constatamos cómo los innegables efectos del cambio climático se están convirtiendo en factor de conflictos, con todo lo que eso implica para los derechos humanos de los más afectados.

Las crecientes divisiones geopolíticas resultan especialmente inquietantes, puesto que buscan transmitirnos la falsa sensación de que en el mundo en general no hay ya puntos de entendimiento. Sin embargo, eso no es cierto. No hemos de olvidar lo que nos une: más de 8 000 millones de personas y 193 miembros de las Naciones Unidas. Para ello conviene remontarse 75 años atrás.

Los 75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos

En 1948, tras los horrores de la II Guerra Mundial, académicos y diplomáticos de todo el mundo, procedentes de entornos culturales y jurídicos muy diferentes, se reunieron para elaborar un documento histórico: la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la que figuran los derechos de toda persona.

La idea sencilla, y a la vez revolucionaria, de ese documento es que los derechos no se pueden conceder, sino que le pertenecen a cada persona. No obstante, sabíamos entonces, y más aún hoy en día, que los derechos pueden denegarse, razón por la que debemos protegerlos. Su protección es tanto una labor colectiva como un proceso, pero no un acontecimiento: es decir, se trata de una tarea que nunca concluye.

En 1993, transcurridos 45 años, 171 Estados y 800 representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) adoptaron la Declaración y el Programa de Acción de Viena en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Entonces, como ahora, se mantuvieron intensos debates sobre: si los derechos humanos eran universales o relativos desde el punto de vista de la cultura; si los derechos económicos, sociales y culturales debían primar sobre los derechos civiles y políticos; si el desarrollo debía considerarse un derecho; y si se debía o no admitir a Estados que tuviesen un historial de violaciones de los derechos humanos.

Al final, se convino en la universalidad, la interdependencia y la indivisibilidad de los derechos humanos o, lo que es lo mismo: en que no hay lugar ni para una jerarquización de los derechos, donde unos tengan prioridad sobre otros, ni para las excepciones culturales o geográficas. Todos los seres humanos, dondequiera que vivan, gozan de estos derechos y tienen derecho a su protección.

En 2023, 75 años después de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el mundo ha cambiado. Es más plural y hay más países y pueblos que piden que se les escuche. Sin embargo, también hay más desigualdad y un aumento de la política identitaria, intensificada por las redes sociales, que está desgarrando nuestras sociedades. Al mismo tiempo, hay graves amenazas a nuestra existencia, como el cambio climático, y novedades, como la revolución digital, que plantean nuevos retos.

Recordemos por qué ambas declaraciones tuvieron lugar en su momento y cómo pueden ayudarnos a hacer frente a las dificultades actuales. Recordemos que los derechos humanos y la democracia no son valores que definan a los europeos, sino a la humanidad.

Recordemos, asimismo, que la defensa y el fomento de los derechos humanos y la democracia empiezan por uno mismo. Únicamente podremos resultar creíbles ante el resto del mundo si reconocemos nuestras propias deficiencias y somos implacables con aquellos que socavan los derechos humanos en nuestras sociedades. Del mismo modo, debemos responder a quienes nos acusan de tener doble moral, es decir, de que nos preocupen las violaciones de los derechos humanos en unos países más que en otros. El diálogo no es fácil, dada la complejidad y las sensibilidades históricas, pero no podemos negar que tales acusaciones existen y que cuentan con defensores acérrimos.

La agenda de derechos humanos de la UE para 2023

Los derechos humanos constituyen los cimientos de la UE y de nuestras relaciones con el resto del mundo. Como dije en el discurso que pronuncié en el Foro UE-ONG sobre Derechos Humanos, constituyen una prioridad fundamental de la política exterior de la UE: por lo que decimos, por lo que hacemos y por cómo empleamos nuestro dinero.

Así pues, condenamos sistemáticamente a quienes vulneran los derechos humanos e imponemos sanciones a sus principales infractores. De hecho, hemos creado un nuevo régimen de sanciones de la UE de alcance mundial en materia de derechos humanos con miras a perseguir tales violaciones independientemente de dónde se cometan. En estos momentos estamos creando un nuevo Observatorio Mundial de Lucha contra la Impunidad (dotado con unos 20 millones EUR) destinado a recopilar información y constituir una base de conocimientos sobre genocidio, crímenes contra la humanidad y otras violaciones graves de los derechos humanos. Presionamos constantemente a nivel multilateral y abogamos por resoluciones firmes ante situaciones graves de los derechos humanos. Utilizamos nuestros canales bilaterales para promover los derechos humanos universales y apoyar a quienes trabajan sobre el terreno para defender los derechos humanos y la democracia.  Y prestamos asistencia financiera para proteger a los defensores de los derechos humanos (30 millones EUR para los próximos 3 años).

Aunque nuestra labor como UE es ingente, incluso en ocasiones más de lo que se nos reconoce por ello, también es evidente que debemos hacer más y mejor. Por ejemplo, dejemos de enredarnos en marañas de argumentos sobre la importancia de algunos derechos con respecto a otros. Y, por supuesto, evitemos cualquier retórica que revierta las obligaciones de los Estados y los derechos de las personas.

Desearía que en 2023 fuéramos más proactivos, innovadores y creativos en materia de derechos humanos.

Por ejemplo, insistamos en que ello contribuye al refuerzo de nuestra seguridad. Afanémonos en luchar contra la impunidad y garantizar la rendición de cuentas, por ejemplo, mediante nuestro apoyo a la Corte Penal Internacional (CPI) y nuestra labor en relación con los crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania. Colaboremos también con una mayor diversidad de agentes, incluido el sector privado, y expliquemos mejor a qué nos referimos cuando hablamos de derechos humanos.

Hay otros ámbitos concretos como la necesidad de velar por que las tecnologías de vigilancia y de transformación digital no se utilicen para restringir los derechos humanos; de seguir colaborando con los países más afectados por el cambio climático y la degradación del medio ambiente para abordar las consecuencias en materia de derechos humanos; y de cooperar con los socios en lo referente al derecho al desarrollo y a la lucha contra la discriminación racial.

Por otro lado, hemos de restablecer la confianza: en las instituciones, entre gobiernos y entre generaciones. La UE organizará una Conferencia de Derechos Humanos en 2023 para conmemorar el LXXV aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos donde nos aseguraremos de que no solo participen los representantes gubernamentales, sino también los jóvenes, la sociedad civil y el sector privado, entre otros.

Reiteramos que los derechos humanos forman parte del Derecho internacional

Muchas de las tendencias en derechos humanos a las que hacemos frente son fuertes y, lamentablemente, contrarias a lo que deseamos. De ahí que resulte aún más necesario que trabajemos más intensamente con nuestros socios internacionales para que 2023 sea el año en el que se invierta la tendencia.

Debemos reafirmar que los derechos humanos constituyen la ley, el Derecho internacional, que no son privilegios. Tampoco se limitan a Europa ni a otros países denominados «occidentales». No. Para optar a la protección de los derechos humanos, el único requisito es ser una persona: un ciudadano del mundo con derechos.

Hagamos por que, cuando la Declaración Universal de Derechos Humanos cumpla cien años en diciembre, la gente diga que, por fin, tras años de retroceso, 2023 representó un punto de inflexión para la causa de los derechos humanos.

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"Una ventana al mundo" - Blog del Alto Representante de la UE / Vicepresidente de la Comisión Europea Josep Borrell

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