«La UE sigue apoyando la plena soberanía y la integridad territorial de Ucrania. La delimitación de esferas de influencia no es propia de 2022».

Mi visita a Ucrania se produjo en un momento especialmente importante, cuando el conflicto en la frontera del país está a punto de profundizarse, en el contexto de la escalada militar rusa. Tuvo lugar antes de una serie de reuniones entre Rusia, los Estados Unidos y la OTAN en las que se debatirán las demandas de «garantías de seguridad» formuladas por Rusia. La situación de la seguridad en la Europa oriental será también el tema principal de las reuniones informales con los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la UE que se celebrarán la semana próxima en Brest (Francia).

Destacar el apoyo de la UE a la población afectada por el conflicto

Esta misión fue mi tercera visita a Ucrania desde el inicio de mi mandato, pero la primera vez que viajé a la región del Donbás, en el este de Ucrania. Fue también la primera misión de un AR/VP a la línea de contacto con las zonas del país no controladas por el Gobierno. Junto con el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, visitamos el puesto de control de entrada y salida de Stanytsia Luganska en la línea de contacto, para destacar el apoyo tangible de la UE a la población afectada por el conflicto. 

Las instalaciones del puesto de control de entrada y salida y el Centro de Servicios Administrativos asociado, abiertas el pasado mes de noviembre, se erigieron con el apoyo de la UE. El puente original de Stanytsia Luganska fue destruido en marzo de 2015 durante el conflicto armado. El Gobierno ucraniano abrió el nuevo en 2019. Se construyó a propósito únicamente para tráfico ligero, con el fin de que no fuera posible el paso de vehículos militares pesados. Hoy, alrededor de 70 000 personas cruzan cada mes este puesto de control de entrada y salida. El Centro de Servicios Administrativos presta servicio a las personas que cruzan el puesto de control. Stanytsia Luganska es el único puesto de control activo de la región de Lugansk. Las autoridades de facto de la zona no controlada por el Gobierno se han negado hasta ahora a abrir otros puestos de control.

«Pude presenciar las consecuencias de la guerra en la región del Donbás y escuchar y ver cómo el conflicto ha afectado drásticamente a la vida de millares de personas y ha destruido el porvenir de muchas de ellas».

La visita me permitió presenciar las consecuencias de la guerra en la región del Donbás. Pude escuchar y ver cómo el conflicto ha afectado drásticamente a la vida de millares de personas y ha destruido el porvenir de muchas de ellas; familias que viven divididas a ambos lados de la línea de contacto y numerosos obstáculos para acceder a los servicios básicos y al trabajo. Sin embargo, me impresionó también la labor que realizan a diario el Gobierno ucraniano, las organizaciones internacionales y las ONG.

En Stanytsia Luganska, el vicecomandante de la operación de las fuerzas conjuntas me informó también sobre la situación militar. Subrayó que no habían disminuido las violaciones del alto el fuego cometidas por las formaciones armadas apoyadas por Rusia. Desde el pasado mes de noviembre, Rusia ha estado concentrando soldados y armas de manera inusual en torno a la frontera de Ucrania. Esto, junto con otras acciones subversivas dirigidas contra Ucrania, es otro intento de socavar la soberanía de Ucrania. No cabe duda de que Rusia es parte en este conflicto, y no un mediador, como a menudo afirma.

«Rusia es parte en este conflicto, y no un mediador, como a menudo afirma. Nuestro principal interés, preocupación y propósito es que Rusia acceda a una desescalada de las tensiones».

De manera general, han ido aumentando las tensiones con respecto a la seguridad europea. Durante la rueda de prensa que celebramos en la línea de contacto, subrayé que nuestro principal interés, preocupación y propósito es conseguir que Rusia acceda a una desescalada de las tensiones. La plena aplicación de los Acuerdos de Minsk por parte de Rusia sigue siendo una condición fundamental. Seguiremos apoyando los esfuerzos diplomáticos para reactivar la resolución del conflicto en el marco del Grupo de Contacto Trilateral (Rusia, Ucrania y OSCE) y del Formato de Normandía (Rusia, Ucrania, Francia y Alemania). Es igualmente importante que la Misión Especial de Observación de la OSCE pueda realizar completamente su mandato.

El diálogo es indispensable, pero también lo son la disuasión y la determinación mediante el firme apoyo a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Cualquier nueva agresión contra Ucrania tendrá enormes consecuencias y graves costes para Rusia. Estamos coordinando estrechamente nuestro enfoque con nuestros socios transatlánticos y otros socios afines. No hay seguridad en Europa sin la seguridad de Ucrania.

«El diálogo es indispensable, pero también lo es la disuasión. Cualquier nueva agresión contra Ucrania tendrá enormes consecuencias y graves costes para Rusia».

Más allá de Ucrania, es toda la arquitectura de seguridad europea lo que está en juego. Los dirigentes rusos, al excluir deliberadamente cualquier referencia a la UE de los «proyectos de tratados» que presentaron en diciembre, parecen tener la intención de retroceder a los viejos tiempos de la lógica de la Guerra Fría. Las propuestas rusas reflejan, en efecto, la posición de las autoridades rusas con el fin de hacer retroceder las evoluciones que se han producido desde 1990, en detrimento de la unidad europea y vulnerando la independencia y la soberanía de los antiguos Estados soviéticos. Este tipo de delimitación de las esferas de influencia no es propio de 2022.

«Los dirigentes rusos parecen tener la intención de retroceder a los viejos tiempos de la lógica de la Guerra Fría. Este tipo de delimitación de esferas de influencia no es propio de 2022: no puede haber un segundo Yalta ».

Esos tiempos han pasado definitivamente y debemos dejar claro que no se debatirá nada sobre la seguridad en Europa sin los europeos. Hemos convenido con los Estados Unidos y nuestros socios en que esos debates continuarán en coordinación con la UE y con su participación. Además, no deben ponerse límites a la independencia de Ucrania ni a su derecho a determinar sus opciones en materia de política exterior. Y, por supuesto, en cualquier debate sobre Ucrania debe exigirse que este país esté en la mesa.

Varias propuestas rusas son incompatibles con el principio fundacional de la seguridad europea, en particular con el Acta Final de Helsinki de 1975. El diálogo con Rusia en la reunión del Consejo OTAN-Rusia no implica ninguna aprobación de las propuestas rusas, sino que más bien ofrece una plataforma para las conversaciones diplomáticas, en consonancia con nuestros intereses de seguridad y reiterando los principios fundamentales de la seguridad y la estabilidad europeas. Por ejemplo, las propuestas relativas a la creación de mecanismos de gestión de crisis podrían ser útiles.

«La OSCE también debería ser un lugar privilegiado para el debate sobre la seguridad europea: se creó precisamente para tratar situaciones como la que ahora afrontamos y es una institución adecuada para iniciar un diálogo significativo».

Además de las conversaciones entre la OTAN y Rusia, la OSCE es un lugar privilegiado para hablar de la seguridad europea: se creó precisamente para tratar situaciones como la que ahora afrontamos y es una institución adecuada para iniciar un diálogo significativo. Los debates sobre la seguridad europea deben entablarse sobre la condición previa de un compromiso constructivo por parte de Rusia de abordar las cuestiones de seguridad regional en los formatos existentes pertinentes.

«Mejorar la resiliencia interna de Ucrania aumenta la capacidad de este país para resistir a los desafíos externos. Reforzar los esfuerzos de lucha contra la corrupción, proseguir las reformas judiciales y consolidar las instituciones democráticas son la mejor manera de hacer frente a la presión rusa».

Mi misión continuó con la visita a Kiev, donde también me reuní con el primer ministro Denys Shmyhal. Valoró muy positivamente el apoyo prestado por la UE y su actitud proactiva. Nuestra conversación se centró en la mejora de la resiliencia interna de Ucrania como modo de reforzar también la capacidad del país para resistir a los desafíos externos. Son dos caras de la misma moneda. El cumplimiento del programa de reformas debe seguir siendo una prioridad, empezando por una reforma integral del poder judicial, la «madre de todas las reformas». Animé al primer ministro a proseguir también importantes reformas relacionadas con el Tribunal Constitucional, los servicios de seguridad y el gobierno corporativo de las empresas públicas y le aseguré el apoyo continuo de la UE en esta tarea. Reforzar los esfuerzos de lucha contra la corrupción y consolidar las instituciones democráticas son un elemento importante para hacer frente a la presión rusa.

Desde el inicio del conflicto en 2014 y la anexión ilegal de Crimea, la UE ha sido sin duda el socio más fiable de Ucrania: hemos movilizado 17 000 millones EUR para ayudar al país y nuestro Acuerdo de Asociación es sencillamente el más completo de los que tenemos con cualquier país del mundo. Hace poco hemos aprobado otros 31 millones EUR de apoyo a las fuerzas armadas ucranianas. Asimismo, la Misión asesora de la Unión Europea (EUAM) funciona sobre el terreno desde 2014 para ayudar a reformar el sector de la seguridad civil ucraniano. Además, continúa nuestro apoyo a la lucha contra la desinformación y el diálogo cibernético entre la UE y Ucrania ya está en marcha. Con un paquete de ayuda de 200 millones EUR, el mayor de los entregados a nuestros socios orientales, la UE ha sido también un firme apoyo en la lucha contra la pandemia de COVID-19. Además, hemos proporcionado una ayuda de emergencia de 1 200 millones EUR para ayudar a Ucrania a cubrir sus necesidades de financiación urgentes.

Ucrania puede estar segura de que seguiremos prestando al país apoyo político, diplomático y económico.

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