El Ártico, una región clave para la UE y la seguridad mundial
Ayer, pronuncié un discurso sobre este tema en la Conferencia sobre las fronteras del Ártico, a la que asistieron también, entre otros, los primeros ministros de Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia, así como mi colega, el comisario Virginijus Sinkevicius.
Las regiones árticas ilustran perfectamente por qué necesitamos el Pacto Verde de la UE y por qué hemos de tener una visión amplia sobre los intereses geopolíticos de Europa. Permítanme explicar por qué un Ártico seguro, estable, sostenible, pacífico y próspero es importante no solo para la esa región, sino también para la Unión Europea y, en definitiva, para todo el mundo.
El cambio climático es la mayor amenaza
Como he dicho con frecuencia, independientemente de la actual pandemia, el cambio climático sigue siendo el mayor desafío global al que se enfrenta la humanidad. Esto es especialmente cierto en el Ártico, donde el aumento de la temperatura duplica las medias mundiales: un incremento de 2°C en todo el mundo pasa a ser de 4°C o más en el Ártico.
«En las próximas décadas, los tramos costeros abiertos del Ártico quedarán libres de hielo durante los veranos y, de manera progresiva, también durante los inviernos.»
Por consiguiente, el deshielo y la desaparición del permafrost se están acelerando. El impacto de la prolongación de las estaciones cálidas y la reducción de las estaciones frías sobre la fauna y la flora migratorias será demoledor. El verano pasado fue el segundo con el nivel más bajo de hielo marino ártico desde que se tienen registros. Asistimos, además, a incendios forestales gigantescos en el Ártico ruso y escandinavo, al aumento de las temperaturas hasta los 38°C en la Siberia ártica y a graves vertidos de petróleo como consecuencia de la destrucción de las principales infraestructuras de almacenamiento provocado por el hundimiento del permafrost. En las próximas décadas, los tramos costeros abiertos del Ártico quedarán libres de hielo en verano y, de manera progresiva, también en invierno.
La única manera de hacer frente a esta crisis es mediante medidas nacionales combinadas con la cooperación internacional. En el marco del Pacto Verde de la UE, estamos presionando intensamente para reformar nuestras políticas internas y lograr la neutralidad en carbono en 2050. Pero somos muy conscientes de que la Unión Europea solo representa alrededor del 7-8 % de las emisiones mundiales, por lo que debemos trabajar con nuestros socios de todo el mundo, y en particular con los Estados árticos, para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Geopolítica, seguridad y competencia por los recursos
En relación con el cambio climático, en estos días se está prestando también mucha atención a las cuestiones de «seguridad dura» (o convencional) y a la competencia por los recursos en la región ártica. Rusia, por ejemplo, está reconstruyendo muchas de sus capacidades militares árticas que se encontraban en estado de vetustez desde el final de la Guerra Fría.
Los Estados Unidos, junto con las fuerzas de la OTAN, han llevado a cabo ejercicios en aguas árticas, y China está cada vez más interesada en el potencial económico de la región y en las posibilidades que el deshielo marino boreal ofrece a la navegación. En su política ártica de 2018, China se considera a sí misma un «Estado casi ártico». Estos acontecimientos no pueden disociarse de la dinámica geopolítica mundial.
«En estos días también se está prestando mucha atención a cuestiones de «seguridad dura» (o convencional) y a la competencia por los recursos en la región ártica.»
Con la creciente competencia por los recursos y la influencia, es más importante que nunca que la cooperación internacional siga siendo la norma en la región ártica. Así pues, mientras otros se dedican a impulsar sus enfoques nacionalistas y proyecciones de poder, la UE debe seguir llamando a la cooperación regional y multilateral para resolver los retos pendientes en esta región.
Intereses estratégicos y cotidianos en asuntos árticos
Si bien los Estados árticos son los principales responsables de abordar los problemas en sus territorios, la mejor manera de resolver muchos de ellos es a través de la cooperación regional y multilateral.
Pensemos, por ejemplo, en los residuos peligrosos que quedan dentro y alrededor de las aguas árticas: necesitamos una cooperación circumpolar para mitigar con éxito los riesgos relacionados. Otro ejemplo es el de la inclusión social: los retos a los que se enfrentan pastores de renos indígenas no se detienen en las fronteras nacionales. Cuando se trata de normas compartidas en el transporte marítimo, mejores prácticas en telemedicina, agricultura nórdica o energía y calefacción sostenible, somos también más eficaces si trabajamos juntos
La política de la UE para el Ártico
Las personas que viven en las regiones árticas, en particular los pueblos indígenas y las generaciones más jóvenes, saben lo importante y difícil que es equilibrar los objetivos medioambientales con el mantenimiento de puestos de trabajo y los beneficios de la actividad económica en sus regiones. Seguiremos prestando la máxima atención a su opinión, en particular a la de los pueblos indígenas, que tienen un conocimiento único de su entorno y son testigos de primera mano de sus cambios, que suponen amenazas inminentes para todos nosotros y amenazas directas para su modo de vida en el Ártico.
Queremos contribuir a lograr un equilibrio sólido entre la necesidad de precaución y conservación del medio ambiente y el deseo de desarrollar económicamente las regiones árticas y utilizar sus recursos en beneficio de la población local. En los últimos siete años, la UE ha movilizado 200 millones de euros en investigación sobre el Ártico, vinculados a los conocimientos técnicos de la UE en materia de observación de la Tierra, ciencia polar y acción por el clima.
«Necesitamos un equilibrio entre la necesidad de precaución y la conservación del medio ambiente, y el deseo de utilizar y desarrollar económicamente las regiones árticas y sus recursos en beneficio de la población local»
Es mucho lo que podemos hacer para fomentar el desarrollo de tecnologías innovadoras en el Ártico, para contribuir en gran medida a la transición ecológica y responder a las expectativas socioeconómicas de las generaciones futuras. Los programas de la UE en materia de ciencia, innovación y financiación transfronteriza ya están ayudando al desarrollo de proyectos de energías renovables y a la eliminación progresiva de los combustibles contaminantes tradicionales. El Ártico ofrece un enorme potencial como banco de pruebas para proyectos geotérmicos, eólicos e hidráulicos, para la producción de acero sin carbono y una producción más ecológica de baterías, entre otras actividades. Esto es importante para los pueblos que viven allí, pero su innovación y uso sostenible de los recursos pueden ser también fundamentales para la autonomía estratégica de Europa. A medida que Europa avance hacia un futuro neutro en carbono, necesitará suministros de minerales de importancia fundamental, muchos de los cuales están presentes en las regiones árticas. En este contexto especialmente frágil será esencial, por supuesto, llevar a cabo evaluaciones de impacto ambiental estrictas.
La Unión Europea está actualizando su política ártica teniendo muy presente este complicado rompecabezas. Presentaremos la política ártica actualizada en otoño, para llevar nuestro compromiso con la región al siguiente nivel.
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