Apoyamos a Ucrania en su Día de la Independencia, y todos los días en adelante
«Debemos estar dispuestos a pagar el precio por nuestra libertad y seguridad comunes».
Hace seis meses, Rusia puso en marcha una invasión brutal, no provocada e injustificada de Ucrania; un ataque que fue a la vez un delito y un importante error de cálculo. El presidente Putin pensó que el Gobierno ucraniano se derrumbaría rápidamente y que su presidente huiría; el régimen ruso también dio por hecho que la UE estaría dividida y sería incapaz de dar una respuesta contundente. Sin embargo, los ucranianos se movilizaron para defender su país y su soberanía, dando muestra de un impresionante coraje frente al agresor, y la UE, junto con sus socios, ha mostrado una unidad y una determinación sin precedentes para apoyar a Ucrania en todos los ámbitos, defendiendo la legalidad internacional y la Carta de las Naciones Unidas.
Hoy es el Día de la Independencia de Ucrania; de hecho, es la 31.ª vez que el país celebra su independencia desde 1991. En circunstancias normales, esto debería ser motivo de alegría y celebración, como sucede en países de todo el mundo en sus días nacionales. Sin embargo, para los ucranianos, este año está marcado por el temor ante nuevos ataques y tragedias, pues la invasión rusa ya ha provocado seis meses de muerte y destrucción. Hemos sido testigos de crímenes de guerra, masacres y ataques indiscriminados contra escuelas y hospitales; hemos visto a unos diez millones de personas obligadas a abandonar sus hogares; hemos presenciado desdeñosos asaltos a campos de trigo y el uso de las exportaciones de cereales como arma de guerra. Hoy, a pesar del reciente acuerdo negociado por las Naciones Unidas y Turquía, los niveles de exportaciones de cereales procedentes de Ucrania siguen siendo muy inferiores a las del año pasado.
No se trata «solo» de una guerra europea, tanto desde el punto de vista de los principios como del de las consecuencias. La seguridad de todos se resiente en un mundo en el que un país grande puede invadir, sin más, a su vecino más pequeño y violar el principio de no uso de la fuerza de manera tan flagrante. Esta guerra está provocando una enorme onda expansiva por todo el mundo. Lo más sorprendente es que ha puesto por las nubes los precios de la energía y los alimentos; y como suele suceder, aquellos con menor capacidad de hacer frente a la situación serán quienes más sufran.
Desde el inicio de la guerra, la UE ha estado del lado de los ucranianos, consciente de que también está en juego nuestra seguridad. Hemos adoptado seis paquetes de sanciones cada vez más duras. Por primera vez, hemos financiado la prestación de ayuda militar a un país que está siendo atacado, para permitir que Ucrania pueda responder a dicho ataque. Estamos proporcionando apoyo humanitario y ayuda macrofinanciera para mantener a flote el Estado ucraniano. Hasta la fecha, el Equipo Europa ha movilizado un total de 9 500 millones de euros, y se están preparando hasta 8 000 millones adicionales de ayuda macrofinanciera.
Asimismo, hemos decidido formalmente que queremos que Ucrania se convierta en un futuro miembro de la UE, que forme parte de nuestra familia. Esta guerra está cambiando de manera radical a la UE y a Europa.
Después de seis meses de guerra, Rusia ha ocupado el 20 % del territorio ucraniano y buena parte de su litoral en el mar Negro. Sin embargo, la guerra ha entrado claramente en una nueva fase. Además, gracias al apoyo militar occidental, Ucrania ha conseguido frenar la ofensiva rusa y, más recientemente, ha liberado algunas zonas, en especial en el sur del país, cerca de Jersón. Se han llevado a cabo una serie de eficaces ataques en profundidad contra arsenales y bases militares dentro del territorio bajo control ilegal de Rusia.
Sin duda, estos ataques están teniendo un enorme efecto simbólico y psicológico en Rusia y están fortaleciendo la moral ucraniana. A medida que el equilibrio sobre el terreno parece cambiar, los ucranianos están cada vez más decididos a recuperar su territorio nacional por completo, tal como declaró ayer el presidente Zelenski en la Plataforma de Crimea. Y seamos sinceros: Ucrania merece que sigamos apoyándola para conseguirlo. Hoy es importante recordar que la agresión de Rusia contra Ucrania no comenzó el 24 de febrero, sino que se remonta a la anexión ilegal de la península de Crimea.
En la UE hemos de ver qué más podemos hacer para apoyar a Ucrania y para aumentar el coste de esta guerra para Rusia. Debatiremos esta cuestión con los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de la UE en Praga la próxima semana, en particular en relación con los visados para los ciudadanos rusos y una posible misión de formación de la UE para las Fuerzas Armadas ucranianas.
En las semanas venideras, la comunidad internacional deberá mantener el rumbo de nuestra triple estrategia: apoyar a Ucrania, presionar a Rusia y hacer frente a las repercusiones más amplias de la guerra. Todo ello ocupará un lugar central en los debates de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre.
A más largo plazo, también se plantea la cuestión no solo de cómo podemos poner fin a esta guerra, sino también de cómo evitar que estalle otra dentro de unos meses o años. Esto abarca asuntos importantes sobre cómo conseguir que Ucrania se pueda defender, así como la cuestión de las garantías de seguridad.
Hoy, en el Día de la Independencia de Ucrania y seis meses después del inicio del ataque ruso, el mejor mensaje que podemos enviar como UE es que seguimos apoyando a Ucrania. Sí, las próximas semanas y meses supondrán un desafío: ante todo, para los ucranianos, quienes pagan con sus vidas, pero también para todos los demás europeos. Pero no podemos reducir nuestro compromiso ni relajar nuestra determinación, incluso habida cuenta del aumento de los precios; nos jugamos el futuro de una democracia amiga y los principios más amplios de la seguridad europea e incluso mundial. Debemos estar preparados para pagar este precio: el precio por nuestra libertad y seguridad comunes.
Slava Ukraini