El movimiento migratorio venezolano ha significado un desafío sin precedentes para la región y, en particular, para los países de acogida, poniendo a prueba, en muchos casos, a sus sistemas de salud, educación y de provisión de servicios en general, y modificando el entramado social y demográfico de los países.

A la fecha, 5.1 millones de venezolanos1 han dejado su país, el 80% de los cuales se ha desplazado a los países de la región más cercanos, constituyéndose en una crisis regional con proyección global, la segunda en volumen de desplazados a nivel mundial.

El Perú acoge alrededor de 865 mil venezolanos, siendo el segundo en recibir migrantes de ese país y aquel que ha recibido la mayor cantidad de solicitudes de la condición de refugiado de ciudadanos venezolanos en el mundo, albergando en nuestro territorio aproximadamente a la mitad de los solicitantes del orbe.

El impacto de la migración venezolana en el Perú se puede percibir en todos los ámbitos. Solamente, en el plano demográfico, su presencia ha significado el incremento de la población total del Perú en alrededor de 3%, planteando a los servicios públicos retos adicionales no previstos hace algunos años.

A pesar de los desafíos que impone, desde que se agudizó el éxodo masivo de ciudadanos venezolanos, el Perú, en aplicación de una política migratoria segura, ordenad y regular, ha dado muestras de su tradicional solidaridad con el extranjero y de respeto a los derechos humanos, acogiendo a los migrantes, refugiados y solicitantes de la condición de refugiado. 

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