Administraciones de siete países de América Latina conocen la experiencia de Costa Rica en disposición final de precursores de drogas
Personas funcionarias de Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Paraguay y República Dominicana, han conocido esta semana la experiencia de Costa Rica en diferentes mecanismos de manipulación, transporte, almacenamiento, gestión y disposición final de las sustancias químicas incautadas para la producción de estupefacientes y sustancias psicotrópicas. El evento se realizó en el Centro de Investigación en Cirugía y Cáncer (CICICA-UCR), de la Universidad de Costa Rica del 18 al 20 de noviembre.
El Programa europeo COPOLAD III y la Unidad de Regencia Química de la UCR, con el apoyo del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado de España (CITCO), han organizado este encuentro para intercambiar experiencias y conocimientos que ayuden a fomentar y promover buenas prácticas en la gestión y disposición final de los precursores químicos, mediante la utilización de métodos que reduzcan y eliminen los riesgos en la seguridad personal, la salud y el medio ambiente.
La importancia de estos precursores dentro de la lucha contra el tráfico de drogas se basa en que, en la elaboración de la mayoría de las drogas, ya sean de origen vegetal o sintéticas, se necesitan sustancias químicas (precursores). Los precursores son, por tanto, uno de los elementos necesarios para fabricar clandestinamente las drogas de origen vegetal y son los componentes indispensables en la fabricación ilícita de drogas sintéticas.
© European Union, 2024
Apoyo europeo. COPOLAD III es un programa de cooperación, financiado por la Unión Europea, el cual acompaña a los países de América Latina y el Caribe en la mejora de sus políticas sobre drogas. "Como parte de los avances alcanzados en las fases anteriores, COPOLAD III continuará impulsando el fortalecimiento de la cooperación técnica y fomentando el diálogo político entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea.
Este esfuerzo tiene como objetivo apoyar a la región en la implementación de políticas de drogas más efectivas, orientadas a generar impactos positivos y sostenibles en la vida de las personas, con un enfoque particular en las poblaciones más vulnerables”, explicó Matteo Banti, jefe de Cooperación de la Unión Europea en Costa Rica.
En este marco, COPOLAD III ha impulsado una asistencia técnica para acompañar a los siete países que lo han solicitado y mejorar los métodos de gestión y disposición final de precursores y sustancias químicas incautadas. Para ello, el Programa ha elaborado un diagnóstico técnico para cada país participante que incluye un análisis del marco normativo y reglamentario, un mapeo institucional e información estadística sobre precursores.
A partir de este diagnóstico inicial se han redactado manuales acordes a la realidad de cada uno de los países, con el fin de que todas las autoridades implicadas en el proceso conozcan las mejores prácticas para la gestión y disposición de los precursores, se optimicen los recursos, se impulse una coordinación interinstitucional y se fortalezcan las políticas nacionales de drogas. Todo ello acompañado de una formación específica para conocer, comprender y utilizar de la forma más efectiva los manuales elaborados.
Durante la visita de estudio, las personas participantes han visitado las bodegas de la Proveeduría de la Escuela Química de la Universidad de Costa Rica, donde se ha mostrado cómo deben almacenarse las sustancias y las medidas de seguridad que debe cumplir un almacén de precursores para evitar incendios, explosiones o reacciones que den lugar a productos tóxicos que pongan en peligro la seguridad y la salud personal y medioambiental.
Por último, la visita ha incluido, entre otras cosas, la creación de una industria recuperadora de disolventes que va a permitir revertir hacia el mercado lícito las sustancias incautadas. También se impulsaron iniciativas como la capacitación para la utilización de equipos de protección personal durante el manejo de estas sustancias, así como optimizar los métodos de transporte y la actuación ante emergencias, de manera que se minimicen los riesgos en la seguridad personal, la seguridad pública y del medioambiente.